Lo que las empresas tienen que aprender de las ONGs

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Que las ONGs se encuentran en un punto de inflexión parece evidente. Nuevos actores como las empresas sociales, los programas de responsabilidad social corporativa, las llamadas corporaciones B… están cuestionando el mundo como lo conocíamos hasta ahora. Sin embargo, cuando por un lado parece más y más urgente que se adopten hábitos y se desarrollen nuevas habilidades que garanticen nuestra supervivencia y para hacerlo se mira mucho a los modelos de la empresa privada, nos preguntamos ¿somos nosotros solos los que tenemos que aprender del sector ‘privado’?. ¿Qué pueden las empresas aprender de las ONGs?

En este fantástico artículo se apuntan 3 grandes retos que las ONGs llevan afrontando durante años: la dificultad de medir resultados a final de año, la diversidad de las fuentes de ingresos y la relación con un cliente con múltiples caras, (el que recibe no suele ser el que paga por lo que las propuestas de valor tienen que ser diferentes).

Mirado de esta forma las ONG, con muchos menos recursos que las empresas privadas, tienen que multiplicar esfuerzos para enfrentarse a complejos retos y seguir a flote. Y algunas cosas de las que han echado mano durante todo este tiempo para compensar obstáculos son cosas que por otra parte les surgen de forma natural:

Tocan el corazón de aquel para el que trabajan.
La misión y los valores son piezas robustas que pueden mover montañas, hacer mucho con pocos recursos.
Sin pasión no funcionan y es esa pasión por aquello en lo que creen que les hace imparables.
Contagian tanto que gente de cualquier lugar del mundo puede estar dispuesta a donar su tiempo y esfuerzo por la causa. Si las empresas se miran en este espejo, no cabe duda de que ven algo muy apetecible, el reflejo de lo que les gustaría ser y es por ello que la afirmación de que las mejores ONGs son las que se gestionan igual que empresas privadas… en muchas maneras no tiene fundamento.

Por el contrario son las empresas privadas las que más allá de lo tangible, se están dando cuenta del valor de lo intangible que conocen tan bien las ONGs. Especialmente el foco está cada vez más en:

Identificarse con una misión, al modo que las ONGs llevan haciendo toda la vida
Cambiar la perspectiva de la relación que tienen con sus empleados, atrayendo el talento y personas que crean en su misión y valores más allá de ejecutar simples tareas.
Igualmente modificando la relación con sus propios clientes, a los que ahora hay que escuchar, dejar participar, co-crear con ellos.
Dicho esto, ¿cuál es tu opinión? ¿quién tiene que aprender de quién? ¿qué crees que nos falta aún a las ONGs y qué puntos fuertes deberíamos identificar y preservar como tales para el ejemplo del sector privado?

Fuente: Idealistas.org