El pasado viernes, cerca de las 20hs., se registró un incendio que consumió el aula satélite de la Escuela 108 del paraje Tres Vueltas, ubicado a unos quince kilómetros de la zona urbana del municipio de Pozo Azul. El fuego convirtió en cenizas al edificio de madera con techo de zinc y devoró libros, documentación de la escuela, mobiliario y elementos que permitirían la instalación del pozo perforado.
Mediante la unión y el sacrificio, los lugareños lograron en 2013 la creación de la escuelita; ahora, frente a esta desgracia los vecinos se comprometieron a volver a edificar el aula para que los alumnos puedan retomar las clases.
Una vez que supieron del lamentable hecho, grata fue la noticia de que el aula seguirá funcionando pese a tener una matrícula de sólo tres alumnos. Esto se debe a que las familias que habitan el sitio suelen mudarse a la zona urbana u otra localidad, ya que carecen de tendido de energía eléctrica.
En ese marco, trascendió que la cantidad de alumnos varía en cada ciclo lectivo y teniendo en cuenta la forma de vida de las familias para el próximo año serían más de quince los niños que necesitarán del aula satélite.
Volver a empezar
Pasadas las 11 de ayer, Marina Adela Sánchez, directora de la escuela núcleo, junto a Raquel Vallejos, maestra del aula satélite y Waldemar Müller, interventor de Pozo Azul, se acercaron hasta el lugar para trasmitirle a los padres la tranquilidad de que la escuela continuará funcionando.
En este sentido, la docente que desde hace cuatro años imparte clases en el establecimiento dialogó con El Territorio y dejó de manifiesto el valor que representa la escuela en una zona tan alejada de los centros urbanos. “Este acontecimiento nos llenó de tristeza porque sabemos toda la lucha que significó contar con esa posibilidad.Vinimos a traerles a los padres la información de que no se dará de baja al aula, sino que volveremos a construirla porque para los vecinos significa progreso y futuro. Son personas que aman sus tierras, su trabajo y que dejaron de manifiesto que quieren darle educación a sus hijos”, resaltó.
En ese contexto de incertidumbre, el vecino Ramón Pintos, quien es el padre de los tres alumnos que asisten a la institución, puso a disposición su casa particular a fin de que el sitio funcione como escuela durante el tiempo que dure la reconstrucción del aula satélite. Asimismo integrantes de una iglesia adventista de Estados Unidos, que se encuentran construyendo una escuela para misioneros en una propiedad cerca del terreno donde funcionaba el aula, se comprometieron a colaborar con materiales y mano de obra para la edificación. Finalmente, tanto la Municipalidad de Pozo Azul como las autoridades educativas ofrecieron su apoyo con materiales y mobiliario.
Aún conmocionado por la tragedia, Pintos se expidió: “Nos cayó muy mal lo que pasó porque jamás pensamos que pasaría algo así. Yo soy una persona que nunca fui a la escuela, pero quiero que mis hijos si aprendan a leer y escribir, porque es muy difícil cuando no se tiene estudios. La verdad nos dolió mucho y no vamos a bajar los brazos, los ingleses (sic) nos van a ayudar a levantar todo de material porque acá no tenemos medios y los chicos no pueden caminar ocho kilómetros por el monte para ir hasta la próxima escuela. Cuidarlos y darles educación es la mejor herencia que podemos darles”.
Asimismo, Müller manifestó: “No podemos dejar a estos niños sin escuela, no íbamos a permitir que se cerrara el aulita, faltan muchas cosas como ser la energía que es algo que comenzaremos a gestionar de acá en más, y así todo aporte que podamos sumar a la valiosa ayuda de esta gente de Estados Unidos, lo haremos porque hoy son tres los chicos, pero el año próximo hay muchos que estarán con edad de empezar la escuela. Felicito a los padres por el esfuerzo y a la docente por su compromiso”.