En una canchita “más o menos” recuperada (que los vecinos limpiaron con machetes y azadas), casi 1.400 hijos de tareferos meriendan los días sábados. Aprovechan el espacio para hacer deportes y llenar la pancita.
Hugo Ferreira, tarefero y dirigente agrario, al frente del merendero contó con crudeza a Primera Edición la realidad de los niños en tres populosos barrios de esa localidad.
“Por ahora estamos llegando con este pequeño aporte a niños de tres barrios donde se concentra la mayor cantidad de tareferos, el asentamiento 20 de Junio, el más grande con 800 familias, le siguen Primavera y Villanueva”, graficó Ferreira sobre la población a la que llegan.
Llueva o no llueva la merienda sale igual. Inclusive, para no defraudar a los chicos que se acercan en busca de ricas facturas y golosinas, el equipo de vecinos techó una parte del predio.
Gracias a la colaboración de nuestros padrinos (algunos de ellos atienden mercaditos del pueblo), cada sábado nos ayudan con gaseosas, galletitas y chocolatada. Todo es bienvenido. De hecho, Ferreira cuenta con la colaboración de unas 200 mamás que están organizadas para contener cuando aparecen las necesidades.
“Cuando no recibimos donaciones, cada una de ellas hace un aporte y se hacen panes dulces y medialunas. Algo así se realizó para festejar el día del niño, a quienes pudimos entregar bolsitas con caramelos y disfrutaron de un espectáculo con payasos”, contó.
Dos semanas más y luego un verano de mucha incertidumbre
La tarefa está terminando, quedan dos semanas de trabajo como mucho, y luego “la incertidumbre” según contó Ferreira.
“Estamos terminando una no muy excelente temporada”, explicó el hombre.
“El precio que obtuvimos no era lo que esperábamos; pero sirvió para sumar un poco. Paramos por los precios, después paramos por las constantes lluvias, fue una temporada de escasez. En el verano vamos a ver cómo hacemos para sobrevivir. Se espera un momento crítico y esperamos poder contener a nuestros chicos. Tenemos mucho miedo por ellos, que sean blanco de los vendedores de drogas, de los abusadores, que ya tenemos casos. Ojalá con estos espacios podamos darle esa contención, que es mínima pero para ellos es todo. Se habla mucho de eliminar el trabajo infantil en la tarefa, pero alrededor no hay ningún proyecto educativo, cultural o deportivo para lograrlo. Están a merced”.
Fuente: Primera Edición